Diez películas y diez discos del 2013
Pedro Gómez, grato colaborador de la revista, elige y reseña filmes y discos de este año que termina. Una guía de autor para recorrer el 2013.
Diez películas
(1) The Master (EE.UU.), de Paul Thomas Anderson
Con referencias tenuemente veladas a la Cienciología y a su creador y máximo oficiante, L. Ron Hubbard, este relato es una historia de poder, fanatismo y alienación, en el caótico contexto estadounidense inmediato posterior a la Segunda Guerra Mundial, con magníficas actuaciones de Philip Seymour Hoffman y Joaquin Phoenix.
(2) Antes de la medianoche (Before Midnight, EE.UU.), de Richard Linklater
Los caminos, andares y recovecos de la pareja. El amor, el azar y el tiempo en las vidas de Jesse y Celine (entrañables Ethan Hawk y Julie Delpy) y el entretejido de un nuevo tapiz de palabras (muchas) donde va dibujándose el claroscuro de una relación que se resiste al sedentarismo.
(3) Blue Jasmine (EE.UU.), de Woody Allen
Woody Allen deja de filmar guías audiovisuales de ciudades europeas y vuelve a su mejor cine con este retrato de una caída social y lo que ella arrastra, haciendo centro en un personaje mayúsculo interpretado con enrarecido vigor por Cate Blanchett, en quien entrechocan las capas tectónicas de la víctima y la victimaria. Un altísimo vuelo dramático con aires del Tennesee Williams de Un tranvía llamado deseo.
(4) Tabú (Portugal), de Miguel Gomes
Entre el éxtasis estético y el melodrama exótico, el deseo y la memoria, una Lisboa espectral y el África colonial, la pérdida del paraíso, cocodrilos en fuga y amores desencontrados. Única.
(5) Starlet (Estados Unidos), de Sean Baker
Una película luminosa sobre la posibilidad de la amistad intergeneracional en un mundo cercado de banalidades. La reafirmación de ese destello de felicidad que puede arrojar el cine.
Tabú
(6) Titanes del Pacífico (Pacific Rim, EE.UU.), de Guillermo Del Toro
La suma más gozosa de todas las películas de monstruos y mega-robots posibles, desde Godzilla hasta Evangelion, pasando por Mazinger Z y cuanta ficción de apocalipsis alienígena desatada sobre la tierra pueda imaginarse. Batallas descomunales en mar, tierra y aire, heroísmo superlativo, payasescos científicos nerd y mercaderes de lo insólito. Destrucción masiva y pánico colectivo en un combo que nunca pierde su desaforada intensidad.
(7) Gravedad (Gravity, Estados Unidos), de Alfonso Cuarón
Más que una película de ciencia ficción, un drama espacial. La historia de una astronauta náufrago contada con imágenes prodigiosas y un sentido del suspenso que no da respiro. La cámara con su mirada azorada desde el interior del casco captura la súbita e impávida hostilidad del espacio en su más imponente inmensidad. Sublime.
(8) Star Trek: En la oscuridad (Star Trek: Into Darkness, EE.UU.), de J.J. Abrams
Intrincada, vertiginosa, luminosa incursión en la oscuridad a bordo de la nave Enterprise, en la segunda entrega de esta nueva vida de la tripulación original de Star Trek, conducida con enérgico pulso narrativo por J.J. Abrams. Reaparece un gran villano, encarnado aquí por el magnífico Benedict Cumberbatch y, por esta vez, el 3D es totalmente funcional, aportando por inmersión sensorial a la intensidad de la experiencia.
(9) Wakolda (Argentina), de Lucía Puenzo
El encuentro de una familia con el siniestro doctor Mengele en la Patagonia de comienzos de 1959, en un relato que entrelaza con acierto el thriller y el drama familiar, con una puesta en escena que hace un gran aprovechamiento de los imponentes espacios naturales del sur argentino como así también de claustrofóbicos interiores.
(10) Rápidos y furiosos 6 (Fast & Furious 6, EE.UU.), de Justin Lin
Mucho ruido y una buena cantidad de nueces y adrenalina. Acelerador a fondo y velocidad descerebrada, mecánica de la acción aplanadora.
Star Trek: En la oscuridad
Mención especial para:
Los Dueños (Argentina) de Agustín Toscano y Ezequiel Radusky
Escenas de la lucha de clases atravesada por el deseo, donde el reparto de lo sensible hace que la picardía le toque a los plebeyos y el hastío a los burgueses: aquellos sólo incurren en transgresiones de bajo vuelo, estos orquestan juegos lascivos condenados al vacío, todo en el interior (y algunos pocos alrededores) de una casa de campo. Austera y picaresca costumbrista en tucumano básico, rondada por la tragedia más obvia (¡esos rifles en constante aparición!) que la sabiduría narrativa evita, en un relato que fluye sostenido por la precisión del encuadre, el exacto movimiento de cámaras y el cincelado de situaciones cuya autocontención no excluye la justa cuota de humor. Una opera prima que juega con eficacia sus cartas.
(Continúa en página 2).
